jueves, 18 de febrero de 2016

Fabulas de León Sigüenza.

Fabulas de León Sigüenza



Narrador y político salvadoreño, nacido en Cojutepeque (en el departamento de Cuscatlán) el 31 de octubre de 1895, y fallecido en San Salvador el 27 de mayo de 1942. Por la agudeza, sencillez y eficacia de sus célebres narraciones en verso, escritas con la intención de censurar los peores comportamientos del ser humano, está considerado como el primer fabulista de la literatura salvadoreña.

Nacido en el seno de una familia acomodada -muy influyente en el devenir político, social y cultural de su nación, León Sigüenza tuvo acceso desde muy temprana edad a una esmerada formación académica, desarrollada primero en los colegios de su ciudad natal, y posteriormente en las mejores instituciones de enseñanza de la capital de El Salvador. Tras haber completado sus estudios, dio inicio a una brillante trayectoria política que muy pronto le condujo a asir los cetros de regidor y alcalde temporal de su Cojutepeque natal, de donde pasó a desempeñar el cargo de secretario del consulado salvadoreño en Nueva York (1919-1923).

Durante sus largas estancias en el extranjero, León Sigüenza dio rienda suelta a su pasión por la creación literaria, que supo canalizar en un género hasta entonces nunca cultivado por los escritores de su patria: la fábula satírico-moral. Muchos de sus escritos, redactados tanto en prosa como en verso, fueron apareciendo en diferentes medios de comunicación de todo el mundo, unidas a las numerosas crónicas que enviaba a su país en calidad de corresponsal de los diarios y revistas salvadoreños. En estas fábulas, el escritor de Cojutepeque vertía su afilada mordacidad contra la vanidad, prepotencia y corrupción de políticos y altos funcionarios, para extraer al final una moraleja que acababa censurando, en general, los vicios y depravaciones generalizados en cualquier espécimen del género humano.

Instalado de nuevo en El Salvador, ya liberado de misiones diplomáticas, León Sigüenza concibió el proyecto de reunir en un mismo volumen todos estos escritos satírico-morales; sin embargo, su repentino fallecimiento, acaecido en la capital salvadoreña cuando el autor aún no había cumplido los cincuenta años de edad, le impidió ver impresa esta recopilación. Por fortuna para la historia de las Letras hispanoamericanas, los familiares de León Sigüenza, conocedores de la ilusión que el recién fallecido escritor había depositado en este proyecto editorial, acabaron de reunir sus textos y los dieron a la imprenta antes de que concluyera el mismo año de su muerte. Así, recopilados bajo el título genérico de Fábulas, estos escritos de León Sigüenza vieron la luz póstumamente para regocijo de críticos y lectores, en medio de una aceptación tan extendida que hizo necesaria su reedición en múltiples ocasiones (1955, 1977, 1996 y 1998).


Leyendo su Libro de Fabulas “Fabulas de León Sigüenza” me intereso una fábula en particular esta se llama “El Coco y La Sandia”.

Yo soy muy apreciada por el hombre 
y tengo un alto y singular renombre
 que no es ahora para que lo nombre.

Dijo con voz envanecida y clara
 una Sandia impertinente para
 que su vecino, el Coco, la escuchara.

-Al hombre (saltó el Coco) lo sustento
 pues le doy agua, cuando está sediento,
 y cuando tiene hambre, lo alimento.

Pero tú que eres bofa y que a tu amigo
 sólo le das agua de tu ombligo
 ¿podrás decir lo mismo que yo digo?

Humillada quedóse la Sandia
 porque bien se conoce y comprendida
 que a los Cocos jamás igualaría.

Pero se consoló bonitamente
 viendo cómo se aprecia entre la gente
 cualquier libro de versos decadente.


La moraleja es que hay personas que presumen mucho y por su apariencia engañan a muchas personas y cuando se encuentran con una persona que sabe y que calcula estas personas que presumen pierden pero se consuelan que aún tienen a las personas que solo se dejan llevar por las apariencias. 

El tigre y el Canario Fabula de León Sigüenza 

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